Aunque suene a tópico, creo que Adwa y su gente me ha convertido, aunque sea sólo un poco, en una persona mejor, o al menos me ha hecho ver la vida desde otra perspectiva. A veces los voluntarios podemos parecer algo así como héroes, por irnos a un lugar 'perdido en África' para ayudar a completos desconocidos. Pero en realidad los verdaderos héroes son ellos, nuestros niños, porque muchos de ellos con apenas casi recursos y con historias muy duras detrás, nos dan lecciones de vida día a día.
Ellos son los verdaderos maestros, los que te enseñan que con
una sonrisa y un abrazo puedes cambiar el día de cualquiera por muy malo
que sea, que lo muy poco se puede hacer enorme si lo compartes con los
demás y que lo verdaderamente necesario en la vida son las personas que
nos rodean.
Camp Adwa es dar, pero sin duda, es recibir.
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