miércoles, 6 de julio de 2016

¿Y si Jugamos? - Cristina Rey Iborra & Alba Teno

Así es como empezamos a jugar,
cuando 14 desconocidos se convirtieron en un mes,
un mes, en 800 niños y niñas
y 800 niños en un año en el que España y Etiopía no han dejado de darse la mano y jugar juntos.




Jugamos a ser maestros en clases a las que, cada día, se sumaban más niños.
Clases en las no necesitaban pizarras para aprender sino la curiosidad desde cualquier pupitre del aula. Curiosidad que vieron los ojos de Inma cuando decenas de niños corrían detrás de un globo que se llevaba el aire.

También jugamos a ser doctores de nuestros propios compañeros. Como Laura en la habitación de las chicas danzando con una botellita de suero oral, un médico a distancia, algún que otro antibiótico y unas horas de descanso para volver a recuperar las fuerzas al día siguiente.

Y para tener un buen chute de energía, solamente tenías que rebuscar en los bolsillos de Paula, donde seguro habría cientos de galletas Macchiato que había cogido a escondidas del comedor.

Unas Macchiato que viajaron en nuestras mochilas cuando jugamos a ser exploradores, trepando montañas que ni las cabras se atreverían a subir. Y mucho más valiente que las cabras fue Sara el día que subió al monte Soloda.

También jugamos a ser cantantes, a cada hora. Cantamos en inglés, en español, en italiano, amárico, tigriña. Le dedicamos canciones a tiburones, a plátanos y hasta a las palomitas de máiz. Y no saber la letra o no tener instrumentos suficientes tampoco nos impedía seguir cantando, porque Manu es experto en crear guitarras con una simple pero maravillosa cartulina y cantar en inglés “don’t worry, be happy” allá por donde pasa.


Jugamos a ser la guardia inglesa y siempre perdíamos por el estallido de risa que nos provocaba Miguel. Aunque tengo que admitir que él fue el único capaz de tragarse miles de carcajadas mientras escuchábamos a un monje con voz de teleoperadora recitar una biblia de 500 años.

Jugamos a ser escultores gracias a las manos de Jaime, capaces de crear, a base de plastilina, una paella con cigala incluida.

Jugamos a los reality shows con los encuadres de primer plano que nos conseguía Rodera, nuestro director de escena más aclamado.

Y a ser diseñadores de moda cada vez que abríamos la caja de “disfraces” y montábamos un desfile en la sala de material. ¿Nuestro mejor modista? Lanillos, que a pesar de no querer lavar una mancha verde de pintura en su sudadera en todo el mes, la disimuló muy bien con la guitarra, su complemento favorito.


También jugamos a ser pilotos y alzar el vuelo viendo cómo Javi subía a Sara por los aires cada vez que había ocasión, siendo el baile su técnica de despegue preferida.
Jugamos a ser ciudadanos del mundo, admirando la habilidad de Marta para organizar a toda una clase bajo la sombra de jaimas hechas por ellos mientras aprendíamos las diferentes culturas que nos rodean.

Jugamos a imaginar a toda la gente viviendo en paz cuando Marta Barchino unió las manos de sus 80 mini John Lenons.


¿800 niños y niñas?

Aunque no me extraña que haya podido salir adelante el proyecto si todos se despiertan cantando y bailando como dicen que haces tú misma todas las mañanas Cris. Este año, junto a mi, venimos un montón de personas únicas que también queremos ser cómplices de tus locuras y tus juegos llenos de magia. Así que...nos dejáis jugar con vosotros? Soy Alba y vengo con más compañeros para ir a Adwa este año. Venid chicos.

Diego, un estudiante de medicina de Valladolid, está dispuesto a pasar un verano inolvidable. Estoy convencida de que sus ganas de cantar despertarán el entusiasmo de todos, incluso en los momentos de mayor cansancio.
No es el único médico del grupo. Está Diana, seguro que nos ayudará a todos a descubrir un poco más sobre nosotros mismos y a hacer de una pequeña parcela del mundo un motor que mueva la felicidad de muchas personas. Ceci también estudia medicina y su pasión por los niños y la educación nos ayudará a construir aventuras diarias y a ser los mejores Scouts de Adwa.

Nuestra fábrica de ideas continúa con estudiantes de ingeniería como Paloma y Fran. Paloma nos ayudará a vivir cada sonrisa como el mayor tesoro, recordándonos que son nuestro tesoro más preciado. Por su parte, Fran, que ha supuesto una gran ayuda a la hora de fundarnos como Asociación, nos recordará que hasta el momento de los deportes es el mejor contexto educativo.

Por supuesto, no podía faltarnos nuestro especialista en derecho y márketing Rubén, que con su gratitud y buenos consejos en muuuuchas materias nos recordará día a día lo afortunados que somos por estar allí.

En nuestro equipo de sociólogas tenemos a Marta, que luchará día tras día porque no olvidemos el poder de los sueños y nos animará a encontrar las infinitas posibilidades que Adwa nos regalará a cada minuto. Junto a ella, Bea nos aportará su lado más explorador y junto a ella conquistaremos las sonrisas de cientos de niños de la misma forma que la gente de Adwa nos abrazará con amistades irrepetibles

Héctor, que al igual que yo, es estudiante de psicología y con su pasión por la educación y con sus ilimitados recursos para hacernos sonreír hará que el aprender resulte la tarea más divertida.

Charlotte, con la que entendemos que no hay distancia entre España, Alemania y Etiopía que no pueda salvarse con el ánimo de jugar, enseñar y aprender. Jorge que viene corriendo desde Milán, no va solamente a enseñar, sino aprender y descubrir un poco más la maravillosa riqueza de Adwa y sus gentes. Y Cristina, que es el reflejo de no sólo lo que podemos ofrecer, sino también todo lo que traemos de vuelta.

Finalmente, no podemos olvidarnos de nuestro equipo médico, Nerea e Inma, que se encargarán de recordarnos que cada dolor que sintamos en el cuerpo será por una buena causa, por estar luchando por nuestros sueños y por los de miles de niños y niñas, y que cuidarnos unos a otros será nuestra mayor fortaleza día a día.




Jugamos, y seguiremos jugando, con una ola de cientos de niños y niñas que van agitar un mar en la educación.